Espiritu Juvenil

Tú me has persuadido, oh Jehovah, y yo fui persuadido. Fuiste más fuerte que yo, y has prevalecido. Todo el día he sido objeto de risa; cada cual se burla de mí. Porque cada vez que hablo, grito; proclamo: "¡Violencia y destrucción!" Pues la palabra de Jehovah me ha sido afrenta y escarnio todo el día. Digo: "No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre." Pero hay en mi corazón como un fuego ardiente, apresado en mis huesos. Me canso de contenerlo y no puedo.

El pasado fin de semana se tuvo una fuerte experiencia en Dios, “los aspirantes al seminario 2008” en este encuentro se dieron cita 29 jóvenes de diferentes regiones del país, algunos con una intensión más clara de su vocación, otros como “yo” que necesitaban discernir muchas inquietudes. Tratare de ser muy breve en estos tres días de experiencia los cuales me dejaron marcado de por vida. Muchas personas creen que la vida del seminarista o en el seminario mayor de Manizales, es una vida plana, qué no hay alegría, qué todo el tiempo se está orando, que es un encierro total y abrumador etc. Pero no… nada de eso, es un lugar hermoso, rodeado por verdes praderas con un aire para estrenar a diario y con unas óptimas instalaciones. Cuando llegamos nos esperaban en la entrada del seminario los seminaristas, eso es obvio, ¿quién mas podría estar allí? lo bonito es que cada aspirante era conducido por un seminarista al cual se le dio como nombre “acompañante” porque era la persona encargada de alojarnos en su habitación y de instruirnos y resolver nuestras inquietudes momentáneas. Luego, la primera reunión estuvo a cargo del arzobispo de Manizales: Monseñor Fabio Betancur Tirado como acto de bienvenida; Monseñor tiene un excelente sentido del humor, nos divertimos mucho al escucharlo, y un mensaje claro… este lugar está hecho para varones decididos a entregarle la vida a Cristo, formándose en los estados del ser: intelectualmente, humanamente, espiritualmente y convivencia comunitaria, (como una mesa de cuatro patas). Tengo muchos aspectos por resaltar, el primero es el ambiente de hermandad que se siente, todos somos amigos y compañeros. El segundo es la sensación de estar siempre apoyado, porque desde que se empieza la vida de seminarista hasta que se termina se está bajo coordinación espiritual, el tercero es la rutina, en la mañana estudio y en la tarde diversidad de programación, como leer, hacer deporte, cantar, escuchar música, orar, estudiar etc... ¡Así quien se aburre!

Termino diciendo que esperaba escuchar y tener una experiencia con Dios y la encontré, Dios nos habla en el silencio, en el silencio todo se puede desbloquear para que emerja la presencia de Dios, en un ambiente de oración él nos habla, también lo hace cuando estamos en la calle y vemos a los niño, a los ancianos y jóvenes allí está el señor. En los pobres y en los humildes, en el saludo de un desconocido se manifiesta el señor.

Todos los jóvenes que estaban allí tenían las características y perfil para sacerdotes, por algo será… No se que pasarán de aquí en adelante con cada uno de ellos, pero como lo expresaban los deportistas de los juegos olímpicos de Bejín, el solo hecho de estar allí es merito para orgullo, así no se obtenga la medalla. No hubo presión por parte de las directivas del seminario para el ingreso, es una decisión totalmente personal, no es como en el ejercito reclutando jóvenes para pagar servicio aunque es preocupante el déficit de vocaciones en estos tiempos, todo está en seguir a Cristo bajo tu propia voluntad porque es de esta manera como se le puede conocer y Amar.

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